Comentario de David Ponce al disco “Animal en extinción”

Fulano

Te dejo la inquietud

“Conservadores por el cambio” fue el nombre que pusieron al concierto que el jueves trece de enero de 2011 dieron en la Sala SCD del barrio Bellavista en Santiago, la noche en que estrenaron una canción de igual título compuesta por el saxofonista Cristián Crisosto. Eran recados como “Toda tu derecha siempre se crió / con la servidumbre que papá transó” los que mandaba Fulano entonces, en plenos días de la era Piñera, desde las estrofas de esa canción que cinco años después se escucha ahora en el sexto disco del grupo, Animal en extinción (2015), publicado en las últimas horas de diciembre pasado.

En días en que los hijos de esa derecha chilena contaban a su modo la historia en producciones como “No”, la película (2012), el de Fulano era un comentario punzante de actualidad, tal como antes lo habían hecho en versos como los de “Canción formal (en 7/8)” (1997) y tantos otros. Con tres décadas de recorrido, ése es uno de los tres caracteres propios que este grupo retoma en su nuevo disco: el discurso. Dos composiciones peso pesado del repertorio, compuestas por el bajista Jorge Campos, son declaraciones, tomas de conciencia, expresiones de compromiso. Una es “La tonada amarga de la vida del Tercer Mundo” y el solo título ahorra más comentarios, y otra es “Fábula y fantasía”, un manifiesto de resistencia que parodia con eficacia la jerga tecnócrata en expresiones del tipo “un proyecto no viable” o “una dura autoevaluación” para declarar cosas como “creí en la no violencia y en la poesía beat”. “Viaje al silencio” se llama otra, de Crisosto y Campos, y, más allá de la posible inspiración de la letra, está precisa para banda sonora de noticias de gran actualidad como el escándalo nacional Longueira/SQM, con los apropiados versos “Acepta que la cagaste solito y con tutti / Nadie más te volverá a llamar” incluidos. Música contingente antes y ahora.

“Para los que nos escuchan por primera vez, la huéa es así”, juzgó oportuno aclarar Cristián Crisosto, por si alguien estaba encontrando rara la música, en un concierto mucho más reciente de Fulano, el cinco de septiembre del año pasado en el santiaguino Teatro Cinema. Porque si está el discurso, en Animal en extinción viene como siempre acompañado por la segunda marca de identidad de Fulano: la composición. Esas secuencias de notas imposibles de Crisosto y/o Campos se oyen al inicio de “Viaje al silencio” y en la estructura endemoniada de la composición entera, pero también son del saxofonista una miniatura como “Nada cuadra” y dos creaciones en el formato de canción que tampoco es ajeno a Fulano, en “Mina inmune” y “Conservadores por el cambio”. Están todos los rasgos; hay temas instrumentales como “Jaco dance”, aparece la invitación al baile en “La tonada” o en “Jaco dance” como hicieron en “Basura” (1993), se escuchan los compases ternarios como los de la cueca en “Late cerebro” tal como como hicieron en “Suite Recoleta” (1987), y las cifras asimétricas abundan en “Late cerebro”, en “La tonada” y una y otra vez en “Fábula y fantasía”, junto a las composiciones estructuradas en distintas secciones progresivas: tres partes en “Late cerebro”, tres que bien pueden ser cuatro en “Viaje al silencio”, cuatro en “La tonada”, cinco en “Fábula y fantasía”. Música exigente hoy como siempre.

A treinta y un años de su inicio en 1984, este grupo tiene un tercer carácter que poner en juego: la historia. Un gesto emotivo al respecto es abrir el disco con una composición de Jaime Vivanco, el pianista fundador de Fulano que con su muerte en 2003 dejó a sus compañeros heridos por años antes de que pudieran reunirse en 2009. Y al mismo tiempo es posible escuchar aquí el trabajo de los integrantes más recientes. El muy joven baterista Álvaro Poblete, incorporado recién en 2015, se prodiga en todo el disco y se destaca en el solo incluido en “Late cerebro” y en el episodio casi drum n’ bass hecho a mano hacia el final de “Fábula y fantasía”. El pianista Felipe Muñoz, que entró para la reaparición de 2009, firma una sensible composición final en el llamado a la calma y la reflexión de “Selah”, y el pianista invitado Francisco Loyola interviene en “Mina inmune” a punta de un piano salsero tan sabroso como disonante sobre un compás reguetonero. La vocalista Paquita Rivera se muestra versátil en el canto, desde esa voz lírica encerrada en “Viaje al silencio” hasta los timbres más intensos y dramáticos de “La tonada” o “Fábula y fantasía”, digna y aparte valiente para entrar aquí después de la marca indeleble dejada por la cantante original del grupo, Arlette Jequier. En Animal en extición hay evidencia de que Fulano es un lenguaje. Ha habido rotación de intérpretes en las filas, pero dos de los compositores principales de la historia del grupo, Campos y Crisosto, representan la garantía de ese lenguaje, más allá de las nostalgias de seguidores de vieja data y de los cambios de alineación, y el resultado es un disco tan bueno como los mejores de un catálogo que no tiene puntos débiles.

Un último carácter bien puede servir de resumen de todos los anteriores: la inquietud. Fábula y fantasía se suponía que iba ser el título de este trabajo, pero al final el nombre elegido suena mejor por lo premonitorio. Porque la banda ni siquiera pudo esperar al lanzamiento del disco antes de separarse. Queda Animal en extinción como testimonio póstumo. Es mala noticia, claro, pero, más allá de las razones puntuales de la disolución, no es nada que no estuviera entre las posibilidades de un grupo que hizo esta música y escribió estas letras, siempre disidentes, siempre incómodas hasta el final. “Nada cuadra”, se llama uno de los temas de Crisosto en el disco. “A fin de cuentas siempre he sentido una curiosa sensación de incomodidad”, reconoce Fulano, por boca de Paquita Rivera y letra de Jorge Campos, en “Fábula y fantasía”. El primero de octubre de 1994, cuando el sexteto cumplió diez años, dio un concierto en el Teatro de la Universidad de Chile, y eligió como título una clásica consigna pintada en las micros chilenas de antes del Transantiago: “Sólo Dios sabe si vuelvo”. Ahora la historia se acaba, esta vez parece que no hay vuelta y en “Late cerebro”, de Campos, otra de las canciones de Animal en extinción, se escucha este verso: “chao no más, toi et moi, te dejo la inquietud”. Eso es. Fulano se va y, con todo lo que significa esa frase, te deja la inquietud.

David Ponce

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